jueves, 2 de abril de 2020

Reflexión de una maestra de infantil

Mucho se habla estos días sobre cómo continuar con el curso escolar. Ya han pasado casi tres semanas desde que cerraron los centros educativos y todos opinan sobre cómo los maestros debemos continuar impartiendo nuestras clases a distancia. Es importante mencionar, que la gran mayoría de gente que opina libremente no pertenece al sector educativo pero esto no debería sorprendernos porque en momentos así, todos nos creemos expertos y pensamos que tenemos soluciones e ideas mejores que las que proponen los expertos.

Tanto es así que, de golpe, todos parecen muy preocupados sobre la educación y nos ofrecen muchas herramientas y aplicaciones para llevar a cabo nuestras clases: Zoom, Google Classroom, Microsoft Teams, Youtube, Skype…
Sí, opciones hay muchas. ¿Pero saben los maestros cómo usarlas? ¿Se nos ha dado margen para aprender a adaptarnos a esta situación? La respuesta es no. Y es que para los maestros esta situación también es completamente nueva. Y evidentemente, en este proceso vamos a cometer muchos errores. Quizás, antes de atacar libremente a los docentes, deberíamos pararnos a pensar en el gran esfuerzo que hacen por intentar adaptarse a esta situación. Creedme que esto no son vacaciones. Como docente conozco muchos maestros y maestras, que trabajan en centros educativos diferentes al mío y que se sienten igual de desbordados que yo.

Y no conozco a ningún docente enviando más tareas ahora que antes como muchos piensan. Lo que pasa es que nos sorprende porque desconocíamos el trabajo que hacían nuestros hijos en el aula. Evidentemente, no se puede comparar el trabajo que se puede pedir ahora a un alumno con el que se le pedía cuando asistía a clase. Pero se os olvida una cosa muy importante y es que nosotros, los maestros, no actuamos de forma libre e individual. Seguimos unas indicaciones que vienen o de nuestro equipo directivo o bien del departamento de educación. No solo nos piden que busquemos la manera de hacer llegar contenidos y propuestas a nuestros alumnos, también nos piden que cambiemos programaciones, objetivos, criterios de evaluación... Hay mucha burocracia escondida detrás del trabajo de los docentes que la gran mayoría desconoce que existe.

En Cataluña, que es la comunidad en la que vivo, nos piden que empecemos el tercer trimestre de forma online. Y eso incluye, al segundo ciclo de Educación Infantil (3-6 años). No voy a mencionar de nuevo cuales son los problemas de avanzar contenido de forma online porque ya lo han hecho muchos de mis compañeros y compañeras a través de diferentes escritos. Evidentemente que esta práctica afectará muchísimo a todos aquellos niños y niñas en situaciones desfavorecidas pero a mí hay algo que me preocupa aún más: ¿Cómo vamos a hacer clases online con nuestros alumnos de 3-4 años? ¿Alguien se ha parado a pensar realmente en ellos? ¿En su nivel de concentración? Que por cierto en estas edades no alcanza a más de 15 minutos.
No parece que nadie haya pensado en esto porque entonces no se habría tomado esta medida que a mí, personalmente, me parece bastante absurda. No digo que no se deba intentar mantener el contacto escuela-familia. Ni mucho menos. Desde el primer lunes que cerraron las escuelas, envío cada día a las familias de mis alumnos dos o tres de recomendaciones para que hagan durante el día: un dibujo de la primavera, de la figura humana, series de dos colores con objetos que tengan por casa, realizar trazos, explicar un cuento, cantar una canción, etc.
Evidentemente, no son actividades obligatorias. No se debería mandar actividades obligatorias a ningún niño o niña en la situación que estamos viviendo.

Y es que no debemos olvidar que a los niños se les ha privado de una necesidad básica: el movimiento físico al aire libre. ¿Y cómo han respondido ellos? Adaptándose. Y aunque no entienden la situación que están viviendo, deberíamos ayudarles todo lo que podamos. ¿Cómo? Dejando que sean niños. ¿Y qué significa ser niño? Jugar libremente, descubrir, saltar, pintar, golpear, destrozar… Nos guste más o menos, lo entendamos mejor o peor, es la manera que tienen de entenderse a sí mismos y a su entorno.

No, los niños en la etapa de infantil no deben avanzar contenido de forma online. Los niños en esta etapa deben disfrutar de su familia todo lo que puedan y el trabajo/teletrabajo de sus familiares les permitan. Y no debemos preocuparnos sobre ¿qué van a hacer tantos días o cómo los vamos a entretener?. Ese miedo que se ha extendido tan rápidamente en la sociedad hace que nos olvidemos de que los niños necesitan esta libertad que ahora tienen. ¡Dejemos que la disfruten!

Mi consejo sobre esto es que confiéis en ellos, que dejéis que se aburran y aprendan de ello, que no sentáis que tenéis la necesidad de entretenerlos constantemente, no solucionéis cada problema que les surja, dejad que jueguen libremente porque el aprendizaje más importante surge a través del juego libre.

Firmado,
Una maestra de infantil.

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